Génesis 22:1-3
Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.
Imagínese, Abraham se despierta una noche porque escuchó una voz. Si esa voz fue audible o si fue en su conciencia, La Palabra no nos dice, pero fue suficiente clara porque Abraham respondió, “Heme aquí”.
Hechos 9:4,7 nos dice que Saulo cayó en tierra y oyó una voz que le decía, “Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?”. Los hombres que lo acompañaban se quedaron atónitos, escucharon la voz pero no veían a nadie.
Así como Dios llamó a Abraham en el Antiguo Testamento, Dios llamó a Saulo en el Nuevo Testamento, con voz audible que hasta las personas alrededor de él la escucharon.
Amigo, si alguien te dice que hoy día Dios no habla con voz audible, te han mentido. Dios es un Dios que habla! Y le hablara a cualquiera que se dispone a oirle!
Un dia de repente, Abraham escuchó una voz que le dijo “Deja todo y sígueme” (Gén 12:1). Abraham nunca habia escuchado esa voz, pero la voz fue tan distinta en su espíritu, el sabia que tenia que obedecer.
En nuestra sociedad, la religión es algo engendrado de nuestros padres. Adoramos la misma manera que hemos visto a nuestros padres adorar o ignoramos esa fe. Si nuestros padres se ponían ropa de vestir los Domingos, como niños, nosotros también lo hacíamos. Si nuestros padres daban diezmos y ofrendas, nosotros también lo hacemos.
El padre de Abraham fue un fabricante de ídolos. El fabricaba algo que no podía hablar. Aún así, cuando Abraham escuchó esa Voz, se levantó y obedeció.
Abraham tuvo que hacer algo diferente a la manera que sus padres hicieron, buscar y mirar hacia el Dios vivo. Una tarde su hijo Isaac salió al campo a meditar. Este hijo de Abraham aprendió a meditar en El Señor (Gén 24:63). La mayoría de las personas salen al campo a trabajar y cosechar, no a meditar. Isaac había visto a su padre salir y estar a solas con Dios. Abraham tomó el tiempo para conectar su espíritu con el Espíritu de Dios. El vivía para escuchar a su Dios. Además de ser un hombre muy sabio y muy rico, Abraham fue un hombre con inteligencia espiritual: él buscaba la dirección de su Dios.
Hoy día no queremos preocuparnos y hacer un esfuerzo para oír la voz de Dios, entonces buscamos la ayuda de nuestro pastor o de un profeta para que ellos escuchen a Dios por nosotros. Las personas diligentes y determinadas saben que el hecho de poder escuchar la voz de Dios, cambiará nuestro mundo. ¿Será que las distracciones nos limitan y nos hacen reacios a tomar tiempo para conectar nuestro espíritu con el Espíritu de Dios?
Generalmente como Cristianos, sabemos mucho sobre nuestro cuerpo pero muy poco sobre nuestro espíritu. Aun así, somos carne y espíritu. Cada vez que tenemos una enfermedad física, corremos a google para averiguar cuál es el problema. Son pocas la personas que tratan de aprender sobre el espíritu, para averiguar que está interrumpiendo la conection con su voz. La mayoría es gobernada por lo físico y viven ignorantes al mundo espiritual.
Nuestros cinco sentidos, el oído, la vista, el tacto, el gusto y el olfato son algo natural en el cuerpo. Más los sentidos que deberíamos celebrar y desarrollar atentamente son los sentidos espirituales.
Cuando Jesús vino al mundo, el desarrollo sus sentidos espirituales y hizo maravillas que muchas personas nunca habían visto por ejemplo, en una ocasión, El entro a un cuarto y conocía los pensamientos de la gente (Mateo 9:4). La proximidad no era una limitación para El. ¡En el espíritu, El Señor podía escuchar los pensamientos de sus corazones!
Debemos desarrollar nuestro hombre espiritual para poder oír la voz de Dios.
Génesis 12:1-3
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Cuando Abraham escuchó esa voz, él no buscó una segunda opinión. El siguió a Dios por Fe. A la edad de setenta y cinco años, Dios se le apareció a Abraham (Gén 12:7). Antes Abraham no había visto a Dios, solo había escuchado su voz. ¡Ahora Abraham podía ver a Dios!
Amados, es un progreso desarrollar tu capacidad: Si puedes desarrollar el oír, es cuestión de tiempo el poder desarollar tu vista. Cuando tu capacidad de oír se vuelve más fuerte, tu capacidad de ver lo espiritual se volverá más claro. Cuando puedas ver con claridad, tendrás entendimiento del mundo y un entendimiento de Dios más profundo.
El escuchar la palabra escrita de Dios es nuestra primer proteccion y seguridad.
Muchas personas desean la gracia de oír la voz del Espíritu, pero no celebran la gracia de poder oír su palabra, la cual es la voz escrita de Dios!
Para evitar el engaño del enemigo y evitar confusión cuando escuchamos, tenemos que enamorarnos de la palabra de Dios. El enemigo se camufla como la luz. La palabra de Dios te mantendrá alejado del engaño y te librará de las trampas, si conoces lo auténtico podrás identificar lo falso.
El Señor habla a través de la palabra escrita, la palabra de Dios, el Logos. Dios también habla a través del Rhema, la palabra dicha de Dios. Aprenda a oír ambos el logos, la biblia y el rhema, la palabra dicha de Dios!
Hoy día, La Iglesia está quebrantada, ciega y sorda porque no ha aprendido a funcionar en la plenitud del poder del Espíritu Santo. El Señor está diciendo, traedme este cuerpo quebrantado que yo lo sanaré .
La primera vez que Daniel escuchó la voz de Dios, no quedó fuerza en el, porque no estaba acostumbrado al mundo espiritual. El Ángel del Señor tocó a Daniel y le dijo, “Hijo de hombre, ponte en pie, está atento a las palabras que te hablaré”. (Daniel 10:7-11)
El Señor quiere que nos levantemos y fortalezcamos nuestros corazones para recibir la información divina de los lugares celestiales. Dios empezará a hablarnos claramente mientras desarrollamos nuestro sentido espiritual para oír su voz!.
Estás dispuesto a dedicar todos tus hechos y palabras para alinearlos a su presencia. Lo buscarán hasta encontrarlo?
Levantémonos como hijos e hijas del Dios Altísimo y aprendamos a oír su voz! Que el año 2020 nos definida por nuestro crecimiento mientras desarrollamos inteligentemente nuestros sentidos espirituales y aumentemos nuestra capacidad para escuchar su voz!