[Traducción: Inglés | Francés]
Todos los cristianos convencidos, creemos realmente en la gracia de Dios y en el don en nosotros del Espíritu Santo. Se pueden encontrar en la Biblia muchas señales y maravillas que estaban teniendo lugar a través de los apóstoles, porque estos estaban llenos del poder del Espíritu Santo. Pero, ¿por qué hoy no vemos milagros como aquellos de los apóstoles? ¿Por qué nuestros cuerpos mediante la oración no responden a la curación? ¿Por qué nuestra iglesia está espiritualmente dormida?
Usted y yo podemos experimentar la gloria de Dios en nuestra vida solamente porque Cristo está en nosotros. Es nuestra esperanza de ver cosas mejores.
El Señor ha destinado su Iglesia para la gloria. Él regresará a buscar una Iglesia gloriosa.
¿Realmente necesitamos una iglesia?
El Dios de la gloria puede ser manifestado en nosotros y entre nosotros con sólo creer que es posible.
Hay una gracia y una unción específicas liberadas sólo cuando dos o más creyentes se unen. La Biblia es clara: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18: 19-20)
En el Nuevo Testamento, la Biblia nos dice que la iglesia cristiana primitiva estaba reunida para esperar la promesa del Padre: “Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” (Hechos 1:4-5)
Jesús ordenó a sus discípulos que permanecieran unidos, orando sin cesar, hasta que recibieran el poder del Espíritu Santo. “Todos ellos, de común acuerdo, continuaron firmes en la oración, con las mujeres, y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos” (Hechos 1:14).
Hay una gran cantidad de promesas de Dios que no pueden ser recibidas en el plano espiritual si permaneces solo. Nosotros, como iglesia, debemos cambiar nuestras prioridades y reunirnos, orando sin cesar.
¿Tenemos problemas por las noches para ver algún programa televisivo de noticias o alguna novela? ¡No! Entonces, ¿por qué los creyentes tienen problemas para reunirse y orar día tras día? Todos los días, los miembros de la iglesia cristiana primitiva se reunían para orar y alabar al Señor. Todos los días debemos pasar tiempo juntos, en unidad, a los pies de Jesús.
Queridos hermanos, oren por unidad divina en su iglesia. ¡Qué tu iglesia se comporte como la iglesia primitiva del Nuevo Testamento de Jesucristo!
¿Qué espera el Señor que hagamos nosotros como Su Iglesia?
Para que la gracia de Dios se manifieste en nuestras vidas y se produzcan señales y prodigios, la devoción a la enseñanza de Jesús y la comunión, deben ocupar el primer lugar en el Cuerpo de Cristo; es decir, en cada uno de sus hijos. La Gracia Divina puede caer inesperadamente, en cualquier momento sobre usted; por lo tanto, ¡permanezca alerta en el espíritu! “Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados.” (Hechos 2: 2)
Dios está buscando una Iglesia devota, que esté preparada y dispuesta a recibir Su Palabra y Su Gracia: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles” (Hechos 2: 42-43)
Dios siempre está disponible. Sin embargo, el Cuerpo de Cristo; es decir, los hermanos de la congregación, somos los que no siempre, estamos disponibles. ¡El único requisito para que la Iglesia reciba la Gracia de Dios es la disponibilidad de los creyentes! ¿Está disponible su iglesia? ¿Estás disponible tú?
Sea consagrado para que Dios pueda usarlo de forma no vista antes. De la manera, como está escrito en 1ra de Corintios 2-9: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.”
Dios está buscando una generación de personas diferentes, personas que anden buscando Su rostro. En Hechos 13: 2-4 los discípulos ayunaban y oraban. Luego fueron enviados para el ministerio de milagros y maravillas. Así como Jesús ayunó y oró durante 40 días, en el desierto, antes de establecer Su iglesia y ministerio, así la iglesia debe hacer lo mismo.
Conságrate, ayuna y ora, busca el rostro de Dios. Podrás comprobar un cambio en tus costumbres, producto del ayuno y de la oración constante. El ayuno y la oración te separarán de las distracciones de este mundo, y te consagrarás a tus hermanos, a tu fe y a tu Dios. ¡Siéntate en la presencia de Dios para romper el yugo de ti mismo, de tu familia y de tu iglesia!
Lean y estudien diariamente la Palabra de Dios, y se enamorarán de la Biblia. La Biblia no es un libro. La Biblia es Jesús, y sus pensamientos. Conságrate a Jesús y Él te usará de manera nunca antes vista.
Toca el corazón de Jesús, sírvele al Rey de Reyes con todo tu corazón y serás encendido con la llama de Su Espíritu. Cuando tu ser espiritual capte el poder del Espíritu Santo, ¡cada enfermedad en tu cuerpo se inclinará hacia el Nombre de Jesús! ¡Cuando tu espíritu sea fuerte, tu cuerpo recibirá Su gracia!
Que sea esta tu oración de hoy:
Padre, ayúdanos a llevar el mismo fuego del Espíritu Santo que los cristianos de la iglesia primitiva del Nuevo Testamento. ¡Ayúdanos a reanimar, a restaurar nuestra iglesia, ayúdanos a despertar el Cuerpo de Cristo para trabajar conforme al propósito con el que fuimos creados! ¡Amén!