[Traducción: Inglés | Francés ]
Es un placer presentarles a dos de mis líderes Esan y Kim Edwards de nuestra Iglesia en Montreal. Sus vidas son una bendición y son un testimonio para muchos.
Espero puedan disfrutar y compartir esta meditación de Kim.
¡Dios sí puede!
Yo estaba sentada en la consulta del doctor para un chequeo de rutina. Había estado tomando pastillas de control natal por algunos años, para ayudar a mi cuerpo a regular mi ciclo menstrual. Ese día hablé con el doctor, deseaba dejar de tomarlas por un tiempo, para ver si mi organismo, podría tener el ciclo, sin ellas. El doctor me respondió que no era buena idea y que probablemente no tuviera mi ciclo menstrual, si interrumpía el tratamiento.
Después de abandonar la consulta, aún continuaba en mi mente, el deseo de eliminar la ingestión de tantos medicamentos, solo por el hecho de tener mi ciclo menstrual. Recuerdo que iba caminando y diciéndole a Dios: “ Señor, tú me creaste perfecta, creaste mi cuerpo para que funcionara completamente, yo tendré mi ciclo sin tener que tomar estas pastillas”. Y dejé de tomar las píldoras desde aquel momento, sin tener en cuenta las recomendaciones del doctor. Desde entonces, empecé a tener mi ciclo sin ayuda de medicamentos, ¡alabado sea Dios!
Reflexiones.
¿Estamos siempre confiando y creyéndole a Dios por el bien de nuestras vidas? ¿Todavía creemos que Él es el mismo Dios que puede cambiar, sanar y transformar nuestras situaciones y circunstancias hoy?
Me gustaría decir que he caminado con fe, seguridad y determinación durante toda mi vida; pero realmente, no ha sido así.
¿Por qué tan a menudo permitimos que la voz del enemigo sea más alta, que la voz y las promesas de Dios en nuestras vidas?
Quizás las circunstancias que nos rodean, no sean muy alentadoras. Las palabras de aliento que nos dicen, parecen vanas y continuamos con las dudas y temores. Quizás el diagnóstico del médico sea algo negativo, pero ¡Dios no lo es! Debes notar que todas estas cosas están a nuestro propio nivel; pero Dios está por encima de todo ello. Por tanto, debes mirar hacia arriba. Nosotros todo lo vemos con nuestros ojos naturales, de esa manera vemos todo lo que nos rodea: el diagnóstico del médico, las palabras hirientes, las circunstancias reales.
Pero si miramos hacia arriba, entonces no veremos todo lo negativo que nos rodea en ese momento.
¿Luchar o volar?
Vayamos al libro de Ruth capítulo 1:1.
Aconteció en los días que gobernaban los jueces. Había hambre en la tierra. Y un varón de Belén, de Judá fue a morar por un tiempo con su mujer y sus dos hijos a los campos de Moab.
La expresión “hambre en la tierra” nos muestra que había gran escasez y cuando dice “por un tiempo” nos da a entender que sería una estancia corta. No obstante, si continuamos leyendo, dice que el tiempo se convirtió en diez años.
Ellos dejaron el lugar del nacimiento de Jesús, una tierra buena, para ir a un lugar habitado por incrédulos.
Nunca es buena idea abandonar la comunión de los santos y el lugar en que Dios nos ha plantado. Nosotros mismos nos exponemos a las mentiras del enemigo.
Durante ese tiempo Noemí perdió a su esposo y a sus dos hijos. Cuando a ella le llegó palabra de que Dios estaba proporcionando alimento en Belén, ella decidió regresar “a casa”.
Al llegar, una mujer la reconoció y se dirigió a ella por su nombre, pero ella le dijo: “No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?” Ruth 1:20-21 a.
Encuentro muy interesante es el que ella abandona la tierra “buena” y dice que ella estaba llena en su tierra.
¿Por qué entonces ellos se fueron?
Ellos vieron escasez con sus propios ojos naturales. Decidieron resolver las cosas con sus propias manos, y trataron de resolver el problema, mientras abandonaban el lugar de protección.
Preste atención a la expresión: El Señor “la trajo de regreso”. No dice que Dios los sacó de su tierra y los llevó a Moab.
Noemí experimenta varias pérdidas antes de que fuera impulsada a regresar “a casa.”
¿Qué pasaría si nunca hubieran partido de Belén y hubieran esperado en Dios? ¿No crees que de una manera sobrenatural Dios hubiera provisto para ellos en Belén?
Reflexiones.
¿Si no hubiera escasez, carencias u obstáculos en nuestras vidas, podría Dios mostrarse a sí mismo fuerte y traernos algún cambio? No.
¿Podría nuestra fe tener tiempo de crecer? No.
Esos son los momentos en que podemos aprender a confiar más y a mantener nuestros ojos fijos en Él.
Mantenerse estancado.
Una vez estuve atascada por el tráfico debido a una construcción, y entonces vino un punto en que una cantidad de autos decidieron cambiar el rumbo y salirse del carril fuera del tráfico. Pero si hubieran soportado un poquito más solamente, si hubieran mirado un poco más allá, hubieran visto cómo el tráfico se desbloqueó en un par de minutos y la carretera se pudo cruzar sin dificultad.
Pienso que muchos de nosotros hacemos eso en nuestras vidas. Estamos atascados, estamos frustrados, estamos algo incómodos. Solo debemos esperar; pero todo lo que queremos es tomar el camino de salida más fácil, más rápido. Algunos de esos autos pudieron tener un accidente, algunos quizás llegaron al trabajo más tarde de lo acostumbrado, debido al desvío. Todo simplemente porque no soportaron un poco más, ni confiaron en la senda donde estaban.
Oremos hoy así: Señor, cuando veamos escasez con nuestros ojos naturales, no nos dejes mover del lugar, donde tú nos has situado. Pero déjanos seguirte y confiar más en ti.
Confía en el Dios de la Biblia hoy, Él lo está deseando y… ¡Sí puede!