[Traducción: Inglés | Francés | Italiano]
He tenido el privilegio de estudiar el Salmo 78 junto a nuestra Iglesia de Montreal.
Este Salmo está escrito con el objetivo de preparar y orientar a las futuras generaciones para que se mantengan fieles y firmes en Dios.
Vivimos en un mundo donde los medios de comunicación e internet, se han convertido en instrumentos fáciles de distracción para las nuevas generaciones. Precisamente, cada una de esas distracciones, son actualmente, el mayor enemigo que nos alejan día a día de Jesús.
Cualquier cosa que desvía nuestra atención de Jesús y la centra en el mundo que nos rodea, está alejada del Reino de Dios; por tanto, no viene de Jesús.
Nos olvidamos que nos “echamos fuera” de la protección de Dios tan pronto como nos salimos de su camino y corremos tras las distracciones de esta generación.
Existen algunos creyentes que culpan a Dios de las cosas malas que les suceden; cuando en realidad no son obedientes a sus mandamientos e instrucciones.
Es conveniente que esas personas sean reflexivas; asuman su culpa y no culpen a Dios.
ESPERANZAS.
Una palabra bien fuerte y significativa que se destaca en el Salmo 78 es la palabra “esperanza”. Ella enseña a las nuevas generaciones, la importancia que representa, el poner su corazón y su espíritu en un futuro seguro y esperanzador, que es Dios.
7 “A fin de que pongan en Dios su confianza,
Y no se olviden de las obras de Dios;
Que guarden sus mandamientos,
8 Y no sean como sus padres,
Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón,
Ni fue fiel para con Dios su espíritu.”
(Salmo 78:7-8)
Nuestra vida está llena de retos y sin esperanzas nuestro corazón se enferma. Necesitamos poner nuestra confianza en Dios. Por eso, debemos empezar por conocer lo que Dios ha hecho con nuestros antepasados. El conocerlo nos dará esperanza, seguridad y confianza en que Dios nos dará el poder para enfrentar los retos del mañana. Tendremos esperanzas si caminamos con Jesús y en la plenitud del Espíritu Santo.
RECUERDE.
El mayor legado que podemos dar a nuestros hijos es una fe genuina y firme en Dios.
Ellos van a atravesar tiempos duros; pero deberán, en algún momento, recordar el Dios de sus padres, la fe de ellos y lo que sus padres les enseñaron acerca de la Biblia.
No es de Dios, el tergiversar recuerdos pasados, de una vida en pecado con vergüenza o flaqueza; sino el enseñar con amor nuestro agradecimiento por la bondad, la paciencia y la misericordia de Dios, para con nosotros; cuando antes de conocer a Jesús, anduvimos en pecado.
Debemos caminar con la llenura del Espíritu Santo y creer con certeza que nuestros hijos lo harán mejor que nosotros. Ruegue por eso, créalo y no lo dude.
Estudiar y asumir con diligencia la Palabra de Dios, nos ayudará a poner en rectitud nuestro corazón, delante de Dios. Un corazón recto, es un corazón firme.
Declare que usted estará firme en su fe, independientemente de cualquier circunstancia.
No huya de Dios cuando haya oposición. Cuando enfrente un problema, medite en las maravillas y en los milagros que Dios ha hecho en su vida y en la de su familia. Recuerde que cuando hay oposición, es porque la gloria de Dios se está manifestando en su vida. Entonces, alégrese porque se encuentra en el camino correcto, a un paso de la victoria.
TESTIFIQUE.
El salmista nos recuerda en el Salmo 78 que debemos testificar sobre las bondades de Dios. Lo que Dios ha ido haciendo en su vida a partir de su entrega a Él. Puede callar y hacer huir al diablo con las palabras del testimonio que dé a otras personas. ¡Su testimonio es muy poderoso!
Primeramente, entonces, asociemos a Dios con nuestras memorias pasadas de gratos recuerdos. Es tiempo de testificarlo a quienes nos rodean. Podemos ver SU Presencia más claramente cuando miramos atrás, a nuestro pasado y nos damos cuenta que Dios ha estado con nosotros fielmente aún en nuestras problemas y en nuestras debilidades; porque nos percatamos de su protección y de la renovación que ha ido haciendo en nuestra vida. Nosotros aprendemos de nuestras limitaciones, aprendemos a ser prudentes con nuestros fallos y evitamos las tentaciones, recordando dónde y cómo estábamos cuando en un momento determinado de nuestras vidas, hemos fallado, por haber perdido Su Santa Presencia.
Cuando se testifica, se derrota el trabajo del enemigo y se fortalece para un nuevo capítulo en su vida.
NUNCA DUDE.
Cuando lleguen los problemas, no pruebe a Dios con su corazón. Cada vez que dude de Dios lo está ofendiendo. En el Salmo 78 vemos que Dios se enfadó con los israelitas porque ellos no confiaron en Él. Y aún así Él les dio de comer para satisfacer su hambre. Los bendijo con maná suficiente, alimento saludable y delicioso. Y aún así, el pueblo distorsionó con falsedad su fe y provocó la ira de Dios; porque nunca estaban satisfechos.
GRANDES ANHELOS.
Ellos anhelaban carne, porque Dios no tenía en sus pensamientos la carne. Pero ellos necesitaban la carne para satisfacer sus deseos carnales. El anhelo es un deseo del cuerpo. Anhelar algo, es un acto de deseo. Y eso conlleva a rebelión. Dios les envió carne a los israelitas, la cual cayó sobre ellos como el polvo. Sin embargo, ellos se sintieron llenos, pero no satisfechos. Así es la naturaleza del deseo, no se contenta con nada; mientras más se le otorga, más crece.
Permita que esta sea su oración de hoy:
Señor, no me des todo lo que deseo, porque no es lo que necesito. Úsame, que no se haga mi voluntad, sino la tuya. No hagas lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú. Déjame ir a donde Tú estás, Señor, no a donde yo quiera que Tú me lleves.
Declare esto: No quiero desagradar el corazón de Jesús. Mi más alta lealtad sea para Él.
Jesús, te amo.
¿Bendecido? Entonces, no olvide compartirlo con alguien más.