Un diario: cómo abrir una cuenta en el Cielo

Shyju Mathew

"Experience the Word of God, in the power of the Spirit."

January 6, 2020

¿Has oído hablar del término “Pagar por Adelantado”? ¿Sabías que el Cielo lleva cuentas de quienes honran al Señor y los recompensa, incluso a sus generaciones? ¿Sabes que para cosechar se debe sembrar primero?

En el libro de Lucas, capítulo 7, cuando Jesús entró en Capernaum, un centurión romano, con gran autoridad, acababa de suplicar a Jesús, el Sanador; que visitara su hogar, por alguien a quien valoraba mucho, y era a su propio sirviente, que yacía enfermo en su hogar. Este hombre que gobernaba al menos un centenar de soldados, se había humillado al pedirle a los ancianos judíos que se acercaran a Jesús por su amado sirviente. A pesar de su irritación,  estos mismos líderes, bajo el control de Roma, le rogaron a Jesús que fuera a curar al sirviente del centurión.

¿Por qué? ¿Por qué los judíos buscaron misericordia para el gobernante romano?

Este hombre había invertido algo precioso en la nación de Israel:

Y cuando vinieron a Jesús, le rogaron al instante, diciendo: Él es digno de misericordia: “Porque él ama a nuestra nación, y nos ha construido una sinagoga”. Lucas 7: 4-5 RV

Usted se imagina ser una bendición tan grande, que los judíos creyentes vinieran a molestar a Jesús, diciendo: “Debes ayudar a este hombre, porque en su vida él gastó su energía en construir una sinagoga para nosotros. Ahora es el momento de su necesidad; ¡debes venir!”

Este centurión, que no compartía las creencias de los judíos, tenía una visión tremenda. Él era testigo de la relación de los judíos con su Dios, entonces decidió construirles una sinagoga, un lugar de culto, precisamente, para las personas que sustentaban su gobierno.

Tenga en cuenta que Jesús no rechazó al hombre: su don se derramó demasiado fuerte. Jesús aceptó la solicitud de este romano que había construido un altar al Dios viviente, con o sin su conocimiento.

Pueblo de Dios, todo lo que haces para el Señor se deposita en tu cuenta espiritual en el Cielo

Al igual que el centurión, todo en la vida tiene su tiempo, se necesita la gracia, la misericordia y el favor de Dios. El Diario se abrirá y allí encontrarás tu nombre. Amados, su servicio al Señor queda registrado en un Diario en el Cielo.

Considere una historia similar:

Una mujer de Dios, llamada Tabita, vivió tan comprometida con Cristo, que se convirtió en una bendición muy grande para el pueblo de Dios. Cuando murió, sus amigos se reunieron y declararon: “¡No! ¡No! ¡Ella no puede morir! Ella ha sido de gran bendición para nosotros. ¡No podemos permitir que muera!” Esta seguidora de Jesús tuvo la revelación de que podía amarlo y honrarlo mediante su servicio a la Iglesia, e incluso cosió túnicas para las viudas y los necesitados. Su amor sirvió de mucho.

A su muerte, así como los judíos instaron a Jesús a ir a la casa de los romanos, esta vez la iglesia de Jope le suplicó a Pedro, rogándole: “¡Por favor, ven a nosotros sin demora!”

¡Que Dios te haga una bendición tan grande que tú tampoco puedas permanecer muerto!

Hay cosas que puedes hacer, en el Nombre del Señor, para la Casa de Dios y para Su Reino; las cuales podrán ser sumamente contadas, después que te hayas ido. Estas serán un depósito sagrado para llamar a la puerta del Cielo.

¡Que tu amor y el servicio al Señor y a Su Casa comiencen a hablar a tu favor!

Hay una poderosa gracia que vendrá sobre ti y sobre tus hijos, mucho después de que te hayas ido; porque amabas y servías al Cuerpo de Cristo.

El enemigo intenta ansiosamente hacernos desleales al Cuerpo de Cristo, que sirvamos como una congregación fría que llega a la iglesia los domingos en la mañana, y dice “bonito culto” y se va.

¡El enemigo teme tu conexión con el Cuerpo de Cristo, porque sabe que una bendición generacional se almacena para ti!

El enemigo odia la unidad. Él constantemente busca hacer división dentro de tu corazón. Él quiere que vivas apartado de tu congregación; porque la desunión, solo causa dolor.

El enemigo quiere que te convenzas de que la iglesia es solo una organización. En esta cultura donde reinan los dispositivos y los medios, los seres humanos se están dispersando. El aislamiento trae desconexión y parálisis; sin embargo, estamos diseñados por Dios para correr juntos.

Cuando no tratas a la Iglesia como una organización, sino que la amas y le sirves como al Cuerpo de Cristo; la bendición vendrá a ti y a tus hijos, ¡porque Dios mismo ha registrado tus obras en el Libro de la Vida!

Si estudias cómo eran las prendas del sacerdote, verás que sus túnicas eran una prenda sin costuras de arriba a abajo. Cuando Moisés vertió el aceite sobre la cabeza de Aarón, consagrándolo como Sumo Sacerdote, este aceite se desbordó hasta los dedos de los pies. ¡Ese es el poder de la unidad!

Cuando estás en un mismo espíritu, la gracia que viene desde tu cabeza llega hasta los dedos de tus pies. ¡Cuando todos están alineados en la casa de Dios, la misma gracia otorgada al Pastor, es la misma del guardia de seguridad que sirve afuera en el estacionamiento!

La unidad es una prenda sin costuras que hace que el aceite del Cielo fluya a todos los que permanecen conectados. (Sal. 133)

¡Amados, mantente conectado con la casa donde Dios te colocó y da tu amor apasionadamente a aquellos a quienes Jesús colocó antes que a ti!

Al igual que los diezmos de Abraham dieron bendiciones a los levitas, ¡Ama y sirve al Cuerpo de Cristo, para que mucho después de que te hayas ido, los hijos de tus hijos puedan continuar cosechando, en el Nombre de Jesús, la bendición del amor de Dios!

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